Educación, el camino a la excelencia

Por General Juan Pablo Díaz Albornoz
Director de Educación, Doctrina e Historia

Cualquiera sea la profesión en el mundo de hoy, interconectado y global, es indispensable el perfeccionamiento, especialmente si consideramos que el conocimiento va cambiando a una velocidad que no es posible determinar con precisión. Frente a este escenario, educar es una acción dinámica, que conjuga el proceso de enseñanza y aprendizaje de un contenido por el educando. En tanto, el porqué es necesario extender el saber a toda la comunidad, fue una necesidad identificada hace siglos y el objetivo de entonces aún se mantiene.

Si nos remontamos a la Antigüedad encontramos que Platón, influido por Sócrates, creía que el entendimiento se puede alcanzar individualmente y, a muy largo plazo, llegar a toda la sociedad. Esta perspectiva se conoce como areté o excelencia y corresponde al año 370 a.C., fecha en que escribió la República, en cuyo séptimo capítulo analiza la concepción de objetividad que tenían los prisioneros de la caverna. De su lectura se desprende que, era poco probable que tuvieran la capacidad de comprender su realidad social, pues no conocían otra, ni tenían patrón de comparación.

“¿Qué diferencia ves tú entre los ciegos y aquellos que, privados de conocimiento del ser real, no tienen en su alma ningún modelo evidente que les sirva de guía y no pueden, como hacen los pintores, volver sus miradas hacia esa verdad pura?” (Platón 261).

Para ellos, certeza era sinónimo de apariencia, pues se encontraban cegados y encadenados a un escenario limitado, que imposibilita su acceso a la paideia o proceso educativo a largo plazo, que nos aproxima a la grandeza proyectada. Siguiendo este orden de ideas, para esta Alta Repartición la formación, la capacitación, el perfeccionamiento y la especialización son los caminos que nos conducen a la excelencia académica y valórica de nuestros estudiantes, quienes enfrentarán desafíos y darán respuestas que serán evaluadas por la ciudadanía.

Esta reflexión implica que, a pesar de los siglos transcurridos, la educación sigue siendo el camino que permite flexibilizar o cambiar paradigmas, pues incorpora nuevos conceptos al universo de ideas de los individuos transformándolos, metafóricamente, en un sujeto iluminado por el conocimiento, capaz de distinguir entre verdad y apariencia y desarrollar pensamientos sustentados en hechos concretos.

Si trasladamos estos conceptos a nuestra realidad es evidentemente visible que, a través de los años de formación inicial y en servicio, el carabinero experimenta un proceso de evolución, orientado a servir y entregar seguridad a la población, a través del conocimiento adquirido y el cumplimiento de los roles institucionales. Lo anterior explica el énfasis en este aspecto, pues nuestro fin es la transformación de los estudiantes en hombres buenos y nobles, para alcanzar los objetivos estratégicos de Carabineros de Chile.

En este contexto, saber que nuestros alumnos dictan charlas preventivas o comparten con aquellos que más lo necesitan, es un indicador favorable que generará un efecto multiplicador en la comunidad, por ello los insto a replicar estos ejemplos.

 

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